Y el cansancio, y las ganas de viajar, acumuladas, y la confirmación de hacerlo, y la necesidad de bailar, las ventosas guturales, las canas, los mosquitos, el querer saludarte apoyándote mis labios en los tuyos, la mediocridad, las enormes y abismales diferencias que siento que existen cada vez más notoriamente entre un mundo y otro. El no entender algunas cosas, pero realize al instante que no es menester entenderlas.
Porque también nos metieron la idea de que la mente tiene que entender todo, y lo que está verdaderamente bueno es lograr otro tipo de entendimiento, el entendimiento de la quietud, de escuchar nuestra sangre caminar por las venas y sentirse vivo, respirando, formando parte del todo, ergo, siendo todos uno. Vos y yo también.
Andá a lavartelos.
2 comentarios:
cuanto más busco entender entiendo menos. siento que entiendo más y, oh maravilla, disfruto más cuando ni pienso en entender
Mi mente ya no entiende nada, ni me esfuerzo más. Pero cuando la quietud llega, (y llega a veces) cierro los ojos y pienso y siento la brisa que pasa mientras moja mi cara. Pero luego despierto y pienso más, y pido con ganas ser todos y yo.
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