Tengo mucho para decir, pero también mucho cansancio.
Y poco tiempo. Mucha gente alrededor siempre. Salvo por las mañanas bien temprano, cuando todo es silencio y apenas calor.
Ayer fui a una rodada de bici por el día de la mujer y entendí que la realidad es infinitamente rica y puede alimentarme de textos a cada momentos. Todo es literatura, todo es ficción.
La vida no es real, la vida es un gran teatro, una cosa rara que está puesta para que nos ríamos, aprendamos, blablabla.
A la noche tuve un asado de trabajo y la marihuana, o quizás el viento caribeño de una terraza en tercer piso, hizo que viera con total claridad cómo cuando alguien habla, diga lo que diga, no importa qué, siempre se está nombrando y definiendo a sí mismo.
Por eso me la pasé callada. Soy una persona bastante callada, sobretodo si fumo. Y el ser/estar callada es un poco mal visto por la sociedad: vinieron a preguntarme dos veces si estaba bien.
Si, por suerte estoy muy bien, cada vez con más conciencia. Cada vez con más paz mental, cada vez dándome cuenta de que hay cosas que sé que me atormentan y ya no da para qué me atormenten.
El momento de dejar de preguntar estupideces es AHORA.
El momento de dejar de decir "interioridades" es AHORA.
El momento de comenzar a contar hasta tres antes de seguir enterrándome es AHORA.
Les prometo que pronto volveré a escribir ficción. Esas ficciones ácidas y recalcitrantes, pero también tiernas que supe escribir.
Me despido con una reflexión acerca de la belleza que se me ocurrió en uno de mis paseos en bici:
Creo que la" belleza física" es más fácil de decodificar que la "fealdad".
Ej: comparemos las caras de Penélope Cruz y Rossi de Palma, por tomar dos chicas Almodóvar. Rossi te hace crac en el cerebro, no?
En cambio a Penélope la mirás y listo, la decodificaste, tu cerebro la leyó rápido. A Rossi la observás, te detenes intentando aprehenderla. Es como mirar un cuadro de Picasso en la etapa azul y uno en su etapa cubista. Los procesos cerebrales de decodificación son muy diferentes, siendo el segundo mucho más complejo que el primero.
3 comentarios:
Y, cuéntame, a tu juicio, ¿cuál proceso decodificador te parece más placentero?
En mi opinión, optaría por el segundo. Me parece casi un viaje, esos viajes que al comienzo no le encuentras sentido y que, sin embargo, con el paso de las estaciones va cobrando mucho sentido; hasta que al final concluyes que fue un viaje espléndido. Dejaría fuera el segundo proceso "decodificador" por la sencilla razón que, en el ejemplo de los viajes, éste sería optar por irse de viaje guiado sólo por el cartel publicitario.
En resumidas cuentas, el segundo proceso para desencriptar la belleza me parece más interesante, son esas hermosas cosas inesperadas con las cuales la vida misma te sorprende, y al final del camino todo cobra sentido.
Un abrazo querida Chuls, como siempre un gusto leerte.
Claramente prefiero la fealdad, la belleza me aburre, la belleza simple y común, al menos...no creo que exista la fealdad, quizás la rareza o la más complicada decodificación.
:D
Gracias por leerme, Gabo, siempre fiel y firme junto al pueblo.
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