Hoy sólo expongo la sensación de las palabras. Cómo las apalabras ajenas pueden afectarme tanto, cuando en realidad, yo digo cualquier cosa. ¿Se entiende? Soy una persona que tiene(a veces) momentos de arrebato psicótico y vomita imbecilidades con sonidos y significado, que en realidad no pienso, o pienso por momentos, pero, claro, en mi mente, sabemos, pocas cosas son definitivas (la ética, la esencia). Ergo, si yo me manejo así, me conozco así y sé que una persona puede actuar así, ¿por qué le doy tanta importancia a las palabras emitidas por bocas ajenas? ¿por qué no hago caso omiso, por qué simplemente las tomo cómo lo que son (un arrebato del momento, sin mucha más importancia, sin pasado, ni personalidad, ni nada, una pluma al viento) y no cómo fervientes promesas de un accionar ulterior que pocas veces se cumple?
NO SÉ.
Sólo sé que creo que si yo me encontrara con un alter ego propio, tendría dos opciones: enamorarme locamente y no dejarme ir jamás, o volverme loca, no soportarme y mandarme a la verga con muy poca altura, muy dramaqueen-internapsi.
Las cosas prácticas de la vida y que nos dan sentido: Literatura: Buscar una editorial para publicar mi libro, con la que se cope, me mando. Estoy en la búsqueda. Imagen: estoy en proceso de comenzar a hacer fotos de bodas, aprender, sumergirme en ese ámbito, y me pone contenta. Se vienen meses de mucho trabajo, meses de no tener día libre y quizás me transforme en ese ser ascético que una parte de mí siempre quiso ser. Un ser que va a yoga, amanece temprano y medita en la playa, no sale, no consume cosas tóxicas como las 3 porciones de pizza doble queso con orilla rellena de queso (una pizza muy redundante) como las que me comí ayer.
Si, porque ayer llegué a casa pidiendo a gritos un psiquiatra y obtuve 3 porciones de pizza. Y medio volcán de chocolate.
Acumular el chi.
Mención especial a Ceci, la mejor roomie del mundo, que me baja la locura con abrazos y palabras sabias que ocultan retos pero sólo en mi beneficio. Me arrastro..."esta lúgubre manía de vivir te arrastra, Alejandra, no lo niegues".
Mención especial a Ceci, la mejor roomie del mundo, que me baja la locura con abrazos y palabras sabias que ocultan retos pero sólo en mi beneficio. Me arrastro..."esta lúgubre manía de vivir te arrastra, Alejandra, no lo niegues".
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