Franco

Franco decidió dejar de hablarme, dejar de hablar consigo también y con todos sus amigos. Y conocidos.
El último día de esbozar palabras se levantó y comió cinco rodajas de pan marrón un poco seco. Las bajó con mate porque se le querían quedar en la garganta y él, entocnes, sintió lo mismo que sentía cuando decía cosas sin querer decirlas, cuanod oía cosas que no quería oír, cuando eructaba con sonidos de ultratumba que no conocía y lo asustaban, porque parecían gritos de su ser interior que le comunicaban argumentos todavía inentendibles para su consciencia.
Entonces decidió, mientras tragaba la última rodaja, que no quería seguir haciéndose el boludo..
El mundo se está cayendo y yo acá, comiendo pan y hablando con esta voz que de nada sirve.
Franco regaló su celular. Y llamó a la empresa de internet para que le suspendieran el servicio.
Franco antes de irse se intoxicó con melatol y durmió mucho para encontrarse en sueño con seres sutiles que lo abrazaron en silencio. Y así se llenó de alas.