Me había dormido sin darme cuenta, al lado de Marla, dormir creyendo que no. Y me acordé. Me dije que el domingo había sido tu cumpleaños y yo, mandandote aquel mensaje, sin saludarte, estábamos en agosto en esa realidad paralela. Fue real esa sensación. Agosto. Era agosto y yo sin saludarte y vos complicando un encuentro al sol, pero claro... era tu cumpleaños. Sólo por eso. Y quería pedirte disculpas y retroceder, una vez más, el tiempo infinito.
Números.
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