12.2.16

Viernes

Es tanto.
Es tan grande.
Es tan volador y elevado.
Están. Estamos.
Somos.
Un amor real es como dormir y estar despierto.

Un día de esos en los que te levantas sin expectativas y te tomas los mates más casuales con quien luego sería puro presente. 
Me siento aquí, de espaldas a la ventana. Debería, quizás, cambiar la orientación de los pocos muebles de la habitación para mirar hacia afuera. Pero me pregunto: ¿quiero en verdad mirar hacia el pasillo con la vieja lavadora muerta, la pared de ladrillos a la vista, y las caguamas vacías esperando que alguien las cambie por llenas, o las revenda al abarrotero de la esquina? ¿Quiero eso, o prefiero que la pared gris sea la transmutadora de sentires, que propicie la imaginación y los dibujos?
Me amigo con el gris, con la pared y su textura.
La toco, la amo, sin apegarme. (Pronto la abandonaré)
Me siento aquí, en esta silla demasiado bajita, enfrente a la mesa-valija. Enfrente a mí. Enfrente a vos. 
Somos una textura rugosa como esta pared, pero tenemos colores y cambiamos de forma. 
Hoy estamos así-allá-acá.
Me siento y escribo, intentando poner en palabras toda la marea primaveral que me hamaca los órganos. 
Mi gran desafío, hoy, al escribir, así como en la vida, es no caer en la ilusión. 
Como mujer, atravesé diversas etapas en mis relaciones, pero sobretodo en la relación conmigo misma. Hay una evolución hacia el amor, un camino recorrido, trayectorias autoamorosas elevadas al cuadrado. Y hoy me pone contenta saber que eso da frutos, que es así, tan simple como amarse a uno mismo. La vida es todo eso. Y somos uno. 
De repente, el minuto iluminado: si, todas esas frases teóricas de Erich Fromm, o hippies, o mayas, o espirituales, cobran sentido en la piel. Te absorben y tu piel hecha de poros se transforma en hoja. Comprender.
Podría ponerme cursi, pero no queremos eso, ni queremos caer en la ilusión. 
¿Cómo escribir de amor sin caer en ambas actitudes?
¿Cómo?
Frasecitas del pasado que siguen siendo presente: yo te trato como si fuéramos a estar juntos por mucho tiempo.
Y morir para renacer al segundo siguiente.
Gracias. 
Me siento, entonces, para contar como me siento.
Y sentada, descubro que me siento bien.Desbordada, pero no. Esa sensibilidad que no es drama, sino creatividad. 
Soy una bola de sensaciones que quieren ordenarse para poder salir por la yemas de los dedos. Un rejunte de abrazos dados y por dar. 
Retoño de relación consciente y presente.
Hoy.
Hoy es el primer intento. Un poco caótico, como Ana. Pero así estoy hoy: caóticamente sensorial.






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