Por la ventana veo humo. Mientras, me pregunto: ¿es posible que el amor de la vida de alguien se le escape? ¿o si no acontece, quiere decir que ese no era el amor de la vida?
¿Es posible que el amor de la vida de alguien sufra las injusticias y desventuras del destiempo y la lejanía? ¿O cuando te pega el amor de tu vida, todo fluye sin ton ni son y no existen cosas tales como los problemas pelotudos de las relaciones amorosas posmodernas abatidas por las comunicaciones vía uosap y fb?
Yo no sé. Pero últimamente estoy pensando mucho en cuánto me divertía con aquel señor.
Y extraño realmente tener una relación así, sin dramas, con confianza, amor, drogas, joda y literatura. Me parece lo mejor: fumarse un porro, poner música, delirarla, tomar birra del pico y cojer. Luego, sacar fotos y filmar un videíto con frases suelta, fondo de pared blanca. Ya. Decime boluda, pero si hoy tuviera eso, no lo dejaría ir jamás.
(Acá es cuando Freud se levanta de su tumba y acota: mentira, histérica, mientes y lo sabes, oh, Dora).
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