Se acerca de a poquito la noche del sábado.
Los vecinos pusieron una aberrante canción que no para de sonar en la doce.
¿Qué es la doce?
La calle doce.
Para uds. que no me conocen, voy a traer un poco de mi contexto actual al bló.
La calle doce no es la calle doce de La Plata (ciudad argentina donde solía vivir). Dista de eso.
La calle doce es la calle doce de Playa del Carmen. Ciudad caribeña en la que vivo, conocida por estar cerca de Cancún, enfrente de la isla de Cozumel, por su mar turquesa y su alta joda llena de drogas.
En la doce hay un par de lugares pasables, con buena música (pura electrónica, salvo un bar argento que pasa cumbia y boludeces varias), pero en su mayoría la doce es una bosta.
Y hoy, la noche pinta muy de doce.
Y yo tengo sensaciones encontradas acerca de hoy.
Me encantaría echar la hueva con un marido en la cama, ser ama de casa y tener una tele gigante.
¿Serán los ya entraditos 30 que me dicen que se me pasó la hora de salir? ¿O será que está aflorando la Chuls de antes, esa a la que toda la marejada de hipócritas que sólo viven de la estética y salen para levantar minitas o tipitos, siempre le pareció un embole MARCA CAÑON?
Neta, wey?
Hacía mucho tiempo que no sentía esta cosa de sábado.
Acá los días de la semana dejan de tener nombre. Y hambre.
No hay fines de semana ni feriados cuando uno trabaja para el fucking turismo. Pero hoy si sentí que era sábado y casi que puedo ver a mi viejo yendo a comprar comida hecha a Como en casa o a El buen gusto. Me pregunta si quiero una tarta y le digo que si. Quizás también le pida unas papas fritas para el monchis.
Fakin monchis.
Por otro lado, es menester que comente algo que me está pasando.
Quizás puedan ayudarme.
Tengo una sed irremediable de DF. No sé, pero siento que ahí está la cosa, una cosa.
Todo comenzó hace dos días, cuando llegué al cúmulo de la tara mental y recordé ese blog méxico me mata y ahora soy adicta, quiero tener la vida de esa chica, ser la esposa de un productor del vive latino aunque sea por cuatro días (los días que dure el vive), vivir en el DF y embriagarme de cultura, llegar a mi casa blanca y luminosa y escribir en mi blog toda mi vida cotidiana.
Escribiría que hoy, al llegar a mi casa azul y luminosa de caminar por la playa, Raquel me dijo: se me está muriendo la gata, y casi lloro. No paraba de repetirlo.
Y yo, lo último que necesito en este momento es la muerte de un animal al que quiero. Cercano y todo negro, menos su pancita.
Contar que estoy viendo Six feet under y que muero de ganas de ir a visitar Arg. por un par de semanas.
Boludeces varias que no le importan a nadie.
Me retiro a seguir leyendo el blog objeto de mi obsesión desde ayer.
¿Ansias de vida normal?
3 comentarios:
fuerte(revolucion)!
fuerte(revolucion)!
Cambios?
Definitivamente tenemos que ponernos al día.
va apareciendo Chuls otra vez y con ella mi amiga. Volvámonos a encontrar, aunque sea vía internet
Publicar un comentario