Siento que estoy anulada mentalmente. Exagero, claro.
Como siempre.
Cambio de silla para escribir, porque la silla cómoda de bar que tengo en casa (esas de plástico con respaldo y bajitas, roja), no se complementa con la mesa de madera. Ergo, me queda el teclado muy alto.
Si me siento en la silla de madera hecha por el mismo chabón que hizo la mesa, me siento (no de sentarme, sino de sentir) mejor, escribo mejor, más rápido, vomito con los dedos sobre el teclado (frase ya hecha) sin necesidad de metérmelos en la boca, aunque no esté tan cómoda, pero no importa porque lo equiparo, contrapongo (acá no encontré la palabra que buscaba, entonces esta oración no quedó bien) cruzándome de piernas como chinito.
Siento esto: vacíos mentales, siento que me faltan palabras, que me quedo sin palabras, que el cerebro se me tara, que ya no soy tan rápida mentalmente como antes y eso me preocupa.
Es verdad que estos años me maté algunas neuronas a base de "cosas", pero tampoco tanto, che.
¿Cómo hacer para recuperarlas? ¿se puede? Si de repente me exilio a una montaña a leer y escribir sin parar, ¿recuperare mi lexicon, mi facilidad para las analogías, mi lucidez mental literaria? Y si luego me meto a estudiar Letras para leer complejos tratados sobre la escritura borgeana, ¿eso ayudará? ¿O habré quedado idiota forever? (Sin duda alguna, usar "forever" no coopera con mis ganas de abandonar la idiotez).
¿Será que estoy anémica, cansada, y por eso tardo en encontrar las palabras en mi cabeza? DOCTOR!
Soy muy joven para tener demencia senil y para sentirme así de dejada mentalmente.
YA SE: Necesito volver a leer. Llevar siempre conmigo un libro que no sea Un Curso de Milagros, sino un libro de un gran autor intelectual e inteligentísimo que use largas frases e infinitas palabras y me haga pensar, reflexionar, activar la neuronita dormida. Llevarlo a la chamba, salir, e irme a la playa a leer (no a tomar chela, Chuls).
PERO: El contexto no ayuda. Voy a una librería en Playa del Carmen y encuentro libros sobre los mayas para turistas, libros de cocina mexicana, libros de autoayuda, novelas con tapas doradas muy típicas de supermercados, y dos de Saramago que ya leí. Nunca un Nische, un Fucó, un Jaideguer (¡cómo extraño a Martín!).
EXCUSAS: Realmente creo que si estuviera en el DF o en La Plata, mi mente funcionaría diferente. Acá mi cerebro se achanchó. Y me descubro siendo protagonista de aquel pensamiento dedicado a contraponer el Caribe con Europa: en Alemania todos son grandes pensadores porque hace un frío de cagarse y no se puede (podía) hacer más que quedarse al lado del fuego pensando mientras tu esposa Henriette te calentaba la sopa o revolvía el estofado por debajo de la mesa. En los países caribeños, todos se la pasan tirados bajo la palmera, metidos en el mar o en su defecto, comiendo tachas. Qué pensar ni pensar, acá cuanto menos pienses, mejor.
Se me acaba de ocurrir una idea para no olvidarme temarios de los próximos posts: hacer adelantitos. (Soy brillante, o no?...)
Dar lástima, nunca.
Empiezo hoy: próximamente breviaro acerca de ciertas actitudes decadentes de los "hombres de color" (eufemismo para negro) que saben que tienen la pija grande y que saben que todos saben que tienen la pija grande. Me explayo ahora, porque tampoco da para un post semejante estupidez: son unos imbéciles. Creo que ellos piensan que todo el mundo al verlos y al hablarles de cualquier estupidez en realidad está pensando en el tamaño de su miembro. No tarado, cuando te hablo, pienso en que sos muy bobo, en la forma de tu cráneo o en la lista del super. Sos un bobo que dejó de nutrirse personal, cultural, intelectual y espiritualmente, porque basa su existencia en el tamaño de ese coso. Mejor dicho: basa su existencia en el mito mundialmente conocido ( o realidad, me vale) de que cuanto más morena la piel, más grande es. ¿Y qué? ¿Tener pija grande te permite ser idiota? No, querido! Hacé un esfuerzo por mejorar la raza humana y pensá, leé, cuestionate la vida, CRECÉ por dentro. Qué importa tu pene si todos nos vamos a morir igual y si mañana viene un huracán, cubanito, te quedas en Pampa y la vía, sin cucumelo y sin melón.
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