"Vos me dirás que soy una estúpida por leer ese libro que devino en película yanqui, pero a mi me la soba, yo lo leo igual y me siento así: una mujer de 31 años, que luego de un mes, o algo más, de subidas y bajadas emocionales, de tremendas sensaciones, buenas y malas, enormes y medianas...si, porque desde que volvió el pelón, no paré, no paré de subir y de bajar, y ese subibaja no se debió sólo a él, si no que su presencia sirvió para REalmente REplantearme REnacer.
Luego, el pelón se va, me doy cuenta de que volvió al pedo, se va dejando otra promesa en el bidet, deja una especie de hueco repetitivo en mi estómago, pero no sólo él, si no todo lo que su pelada afeitada significa, el mirarme al espejo y decir: basta.
Elijamos la soledad, me dije. Pero soledad, no tuve, hasta ahora: primero, Mati y Saneja, me contuvieron la locura pelonera (ay, tampoco le demos más importancia de la que tuvo), y cuando ellos se fueron, dejando un huequito, apareció Irene con sus tres amigas frutillitas y loquitas, con ganas de la fiesta. Ergo, tuvimos la fiesta.
Se va Irene, y me voy al DF...no paro: cumpleaños, fiesta mexicana, alberca y chela por doquier, imaginaciones abrumantes y fotografías.
Hoy me fui sola a Coyoacan. Así como llegué sola a México, el viernes pasado llegue sola al DF. Lo primero que vi fue la catedral del Zócalo.
Hoy a la madrugada, después de otro vuelo retrasado y la impotencia de las grandes empresas que hacen lo que quieren con uno, después de una charla con una alemana que me regaló un ibuprofeno, después de ir al Oxxo a comprar tortillas y queso para cenar a la madrugada, llegué a mi casa. Y empieza el verdadero período de soledad.
Es evidente que soy una mujer muy independiente, es evidente que puedo estar sola, manejarme sola, viajar sola, algo que hace un año o más no sabía que podía hacer. Es evidente que me gusta ser así. Pero también en evidente que, como todos, busco amor. O al menos lo olfateo con mi gran nariz quemada por el sol y angulosa en 45 grados.
Me acuerdo de esa sensación que tuve en Sao Paulo, sola también, hace unos años...de que a partir de ese minuto, sentía que podía irme a cualquier parte del mundo, y pensé: no me para nadie, ahora si, hasta México no paro.
Y acá estoy.
Sola.
Hoy, Coyoacan,sola.
Y fui feliz, y sé por qué tuve que ir sola, por un extraño conjuro del destino que hace que esté sola en momentos claves.
Como el otro día cuando descubrí al huésped masculino que se entangaba cola less y se ponía a tomar sol: sola viendo semejante bizarreada, no mames!
O para disfrutarlos plenamente a mi modo, cual masturbación, paja asiática-mexicana, acabándome a mi misma en el cerebro. O para aprender. O para ambas, la masturbación mental y el aprendizaje van juntas ad eternum.
Pero...esa soledad no es del todo real. Y no lo es, porque no paro de tejer historias en mi mente que nunca se concretan y creo que por eso luego me ato a cualquier bato que me deja el corazón en picada. A cualquier bato, a cualquier mina, lo mismo da, me ato imaginariamente a la gente, mi mente tiene vida propia, ya lo sabes y se enreda en asuntos que no existen, y luego, cuando aparece alguien real, que no ese ese bato imaginario con el que nos íbamos al Congo a examinar lombrices disecadas y diseminar el vegetarianismo en una van de esas sesentosas...cuando aparece ese que no es, me la quiero cortar, coser, quemar, con tal de no repetir el hecho de estar por estar con alguien.
Por eso, a partir de hoy, elijo el celibato y la medication. lease que escribi actifallidamente "medication" (=medicación), pero te juro por las nalgas de Benito Juarez que quise poner meditación. Elijo el celibato, la meditación, la soledad, y el hacerme cargo realmente de la soledad. Que la soledad se haga una con las caminatas en la playa y hasta que alguien no me ame, no cojo...o bueno...no sé, pero tampoco la pavada de andar haciendo mierda el corazón por ahí,como si tuviera quinientos cuores de repuesto. Ya soy grande y no tengo ganas de estar boludeando. He dicho."
Eva me dijo todo esto una noche, brindando con fernet. Le quedaban doscientos mililitros de la botella de fernet que le habían traido las chicas de Argentina y nos lo terminamos esa noche. Fue la última peda de Eva. Luego de eso, estuvo un mes internada en su casa, sin salir más que para ir a trabajar y caminar por la playa. También iba a meditaciones con cuencos tibetanos. Los martes. A las 8 de la noche.
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