27.2.13

Incompleto, inservible

Ella me acompañó durante los momentos más cambiantes de mi vida, fue un regalito que él me dejó, para subsanar tanto dolor causado, tantas peleas, tanto abandono.
Por tus orejas enormes, tu cola larga y tu cuerpito atlético, te pensamos varón y te llamé Camilo. Claro, estaba acostumbrada a ver gatitas bebés gorditas y bolitas.




Un día, meses después, llego con mi bici a la esquina de la 5ta avenida y la juarez, en Playa del Carmen. Me esperan Palmer y dos amigos. Saludo y saco mi botellita de Chela Sol, pidiendome que alguno d elos caballeros alli presentes me la abra con un encendedor. Y en ese momento, claramente, no recuerdo a Marla, pero me imagino siendo la loca de los gatos y no tenog ningun problema en asumirme así, dentro de...40 años, ponele.

Y cito a la palmera: tenemos hijos peludos.

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