Ayer el perro 8 nos hizo llorar y meternos para adentro, cantarnos canciones de cuna para aflojar un poco la cosa nudística. Hoy, el mono 9 me hace pensar que hace tiempo no escribo una historia como aquella, quizás porque ahora las vivo. Y nos jugará tretas de ninos sin enie, teclados despedazados y ganas de no salir de Brasil.
Brasil te atrapa. En ningún otro lugar del mundo hay tanta cosa para hacer, para ver y mi mente, tranquila, esboza nuevos recorridos a cada instante.
Sonie toda la noche con vos, con tu hermano, tu cunada, hasta con ese de boca minúscula que te arrastra el ala, y con su novia.
Hasta la médula en los suenos. Suenhos.
Los hombres y su olor a chivo asquerosamente fuerte, que les sale hasta de la cabeza, los hombres y su manía futbolera, que se cagan en todos y copan la playa, o el aire, con sonidos de gol, la calle, con el televisor enfrente de la vereda, los hombres y su permanente cosificación de las mujeres, los hombres y sus chistes acerca de los gays (por qué los tipos hallan divertido/ofensivo tratarse a si mismos de putos, en cualquier situación, ante cualquier demostración de sensibilidad, siempre?) (las mujeres no vamos por la vida diciéndonos tortas cada vez que tenemos actitudes que hablan de nuestro lado masculino), los hombres y sus chistes acerca de poner puticlubes para ganar más dinero, los hombres y su comparación de la vida y las relaciones internacionales entre países con lo que pasa dentro del campo de juego. (Los hombres que no elijo).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario