19.12.11

Triste

Nunca estuve tan dividida en mí vida. Nunca tomé una decisión tan difícil. Nunca.
Nunca no existe a partir de hoy.

Estaba atorada, con todas esas lágrimas desde hace días, en la garganta, la sal endurecida, hasta que me tocaste y empecé a llorar.
Y no pude parar. Lloro todos mis miedos, mis incertidumbres que son una sola, oir. Oir. Porque tengo miedo de no poder estar lejos tuyo, de querer volver, de no poder. De no poder.
Y cuando me detengo, lloro, y casi que me arrepiento de todo y casi me me quiero quedar y casi que me quiero matar, y casi que no entiendo nada, todo es raro, ensoñado, diferente.
En este afán de buscar nuevas sensaciones y experiencias encontré este sentimiento que no puedo describir y me atraviesa y aflora cuando anochece y mi corazón se tranquiliza.
Es miedo a no poder vivir sin vos. Sin tus fines de semana y tus ojos recién despiertos. Sin nuestras corridas por toda la ciudad, nuestros cuelgues en camas ajenas, nuestros amores escondidos en las terrazas. Esos orgasmos rosas que me regalaste.

Me digo que no tengo derecho.

Miré a mi derecha y creí poder alcanzar el papel higiénico sin pararme, pero siempre es necesario algo más que estirar el brazo.

Siento que esto es una novela psicoanalítica. Mentira.

1 comentario:

torta que se desconoce dijo...

Siempre es necesario algo más que estirar el brazo.

No se bien que anda pasando...pero estira todo lo que sea necesario, para salir de esta, y salir adelante, bien, con fuerzas, con ganas!

Muchos exitos y mis mejores deseos.

Sacate esos miedos, ganales.