Callate, silencio.
Así como una vez busqué una tuca (la última, la única) en la basura, frente a los ojos estupefactos de mi entonces novio (si, creo que ahí se desenamoró de mí), hoy, corroboro, fumándomelas, que esas dos tucas que estaban tiradas en la escalera que va a la terraza, no eran de tabaco.
Bueno che, vengo muy ansiosa últimamente, con ganas de controlar todo más que nunca, y hacerle mucho ruido a la señora caca de abajo.
Me duelen las palmas.
Las canas.
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