¿Hasta qué punto voy a permitirme ser condescendiente conmigo misma, estando mal por una pelotudez?
Y que esas cosas, claro, me impidan gozar otras. Ni en pedo. Mentirme con que tengo que hacer un duelo y así darme permiso para bajar, cuando en realidad no es lo que quiero. Duelo de qué?...si ya sé estar muy bien conmigo.
Te fuiste y me doy cuenta de que sólo la mitad de la profecía fue verdad (admitiendo que aquella vez sabía que exageraba): no me quedo ni sola, ni caliente, ni enamorada. Me quedo en paz, con tantísimos proyectos y vivencias, entera y feliz, a pesar de que a veces el ego quiera hacerme creer lo contrario. Me quedo siendo más yo que nunca y con una hormiga que camina por el cuaderno mientras escribo.
1 comentario:
Woww.... te lo copiaría ipso facto!
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