9.12.10

Histeria y melocotón

Desde el principio estuvo todo mal, esa fiesta le partió la cabeza y los tóxicos le comieron un poco más el cerebro. Besos que, insistentes, se transforman en torturas. Muchas risas, si. Pero también histeria y melocotón. Ganas de no ser tocada, ni por vos, ni por nadie, para olvidarme un poco de mi cuerpo y enfocarme en otras cosas. Sabes que esto te durará unas semanas y después volverás a ser esa, la de siempre, la de la teta y a la cama. Le pusimos pilas, pero fue al pedo. De todos modos, me gustó, hasta que se pudrió por completo y tuve que tirarla porque apestaba en la heladera. Como esa naranja que me olvidé cuando me fui de vacaciones. Llena de moho.

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