Hay un gatito en mi repasador.

Es raro escribir sin tener ganas o sin saber qué decir.
La neta.
Esa palabra que se usa por ahí para decir que algo está allá arriba.
Mi casa es la neta, loco.
Lo buenísimo es que alrededor de las 7 de a tarde se juntan de a poco los pájaros a volar enfrente a mi ventana (ellos no saben que yo acabo de mudarme, pero a mí me gusta pensar que se juntan frente a mi ventana) y hacen figuras extrañas (si, de faso) y son como miles y está bárbaro y el primer día que los vi, los grabé temiendo que fuera un acto único y tal vez delirado por la altura del 7mo sello, eh digo, piso.
Pero no.
Al día siguiente estaban ahí de nuevo.
Un sacudón.
Lo que pasa que es el lugar propicio para que ellos bailen porque mi deptito. es contrafrente y da a la calle 1, y se ve el colegio Nacional, entonces hay como todo un espacio grande de cielo sin cables ni edificios ni nada, tan lindo que a cualquiera le dan ganas de volar ahí. Con Yann Tiersen en los oídos y la mente.
Tengo que sacar más fotos y comprar otro par de pilas.
El otro día, antes de que (...) fui al supermercado y compré comida para gato. Y una gaseosa que me vino rebien al día siguiente y dos jugos que ni tomé y galletas de arroz que están al pedo, son al pedo en esta época de mi vida. Ah, y yerba Cruz de Malta.
Quiero ver la película Persona, de Bergman.
Y quiero comprarme una cajonera.
Y pintar de azul los bordes de puertas y ventanas.
Necesito un taladro y goma espuma para rellenarme la cabeza.
Pendant ce temps, Pipa está loca y cuando corre se resbala por los azulejos.
Comprar plantitas, un cactus bebé, una maceta rectangular (o dos) y el vidrio del baño. Llamar al gasista para que me destape el calefón y el horno (casi como una doble penetración casaniana), poner los estantes y las cortinas y descansar rodeada de colores.