(Yo) me tomo un fernet y quiero.
Mis viejos vienen a visitarme, me hablan de Marla y quiero que ella conviva con esa perrita de la cual sólo conozco los ladridos mediatizados por un celular.
Quiero ir a buscarla al aeropuerto (a tu perra, no a Marla) y traerla a la que será nuestra casa.
Si, llena de humedad. Pero nuestra.
Traerla y empzar a conocernos solas. Salir a pasear como dos chicas fresas, por la playa.
No por Mamitas, por las playas sin nombre, esas que me gustan más.
Mis viejos me hablan de Marla, de como ella mira, de como comprende y quiero que te bese alguna vez el cachete derecho, o el otro, no me importa.
Pero antes besarte yo.
Que si, te vayas a jugar un campeonato de fútbol pantallístico con tus amigos y vuelvas pedo, o un poco pedo y cagarnos de risa de que las cosquillas que te hago te hacen mas susceptible a las cosquillas en sobriedad.
Y me fumo el ultimo cigarrisho, me tomo el ultimo fernet y me voy a dormir, pensando en Marla, en vos y en esa noche maya que quiero conocer y mimar.
Todo es felicidad.
Todo es una noche mexicana interminable, la vida.
Encauzar el amor con palabras o imágenes, videítos imperceptibles y sonidos que no son más que risas.
Algún día haré una lista con las cosas que amo de vos y me daré cuenta (de) que es interminable.
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