Ropa sucia afuera, mudanza, cambio de piel, decirnos las cosas como son, como las sentimos, dejar ir de una puñetera vez lo que tiene que irse, fluir hacia lugares -simbólicos- más SANOS. Pero, claro, antes de la total desintoxicación aparece la crisis de abstinencia.
Abstinencia de la mierda, el sufrimiento, la mugre y la hipocresía.
Paradojal.
Pero real.
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