28.8.11

*Transportes Automotores La Plata

La reiterativa

(Ser una idiota bajo el sol sin importarme otra cosa que tener enfrente esos ojos achinados de felicidad. Te vas y me quedo vacía, antes esto no me pasaba, me pasa ahora y me asusta, no quiero estar triste, nunca más. Le pongo pilas, le ponemos onda, nos damos ánimos para sostenernos cual columnas dóricas, pero cuesta a veces y quiero contarle al almacenero lo sola que me siento y hace cinco minutos que ese micro malo arrancó, arrancándote de mí. De mi llado. El tipo me pregunta si cambiamos el mate por la gaseosa y le digo un si desinteresado, porque en ese minuto nada me importa. Porquerías, nubes en los ojos y en las rodillas... vamos a seguir echándole la culpa al ciclo menstrual, al sol, al mes que pasó o a las zapatillas llenas de agujeros. De verdad, no sé si es tu ausencia o el pico de azúcar en sangre, en cerebro, después de aquel helado. Ganas de vomitar, ganas de no dormir nunca más: cuando vuelvas, durmamos menos, y estemos más tiempo despiertas, juntas, pero también es tan lindo dormirse con las bocas y las narices pegadas, jugando a la simetría. Amor, yo sé que la distancia intenta ahogarnos porque se pone celosa de nuestra luz. Nunca las despedidas habían pegado tanto. No me quiero ir, no quiero que te vayas nunca más, odio profundamente la sensación de soledad en la que me deja el domingo, después de que arranca el TALP*. Y no quiero sentirme así y tampoco quiero usar este blog de mierda para escribir estas porquerías. Salir al sol y después barrer, ordenar la vida interna y la casita que nos cobija, te amo y ya no sé como manifestarlo, en la semana ando derramando amor en el asfalto sucio. )
Te subiste al micro y me quede boyando. No sabia para donde arrancar, hace una hora que se me caen los mocos y las lágrimas. Me tomé un taxi, me bajé en la esquina del super, compré una Paso de los Toros pomelo para ahogar tanta azúcar con un poco de acidez y lo único que quería era contarle al almacenero que mi amor se había ido recién, si, la chica que estaba conmigo antes, y no sé qué hacer ahora, señor, no tengo ganas de hacer nada, si, hay un sol hermoso, lo sé, pero a mí me importa un carajo, porque yo prefiero la lluvia y el granizo pero con ella. El sol sola me la soba. Es la chica que dice face to face y al recordarlo me hace soltar una carcajada en medio de las lágrimas de extrañitis. Después me subí a la bici y la Paso de los Toros pomelo se me cayó y al abrirla, la mitad salió en forma de chorro diseminado. Llegue a casa cargadísima, metafórica y literalmente, no encontraba las llaves y antes de abrir la puerta, empecé a llorar. Hace casi una hora, todavía sigo, por momentos pare, pero mis ojos están hinchados. Es difícil aceptar las cosas como son cuando uno quiere cosas diferentes, pero la realidad se empeña en ser unidireccional, al menos por un tiempo, la mierda, basta.


No hay comentarios.: