no queres marchar, no queres.
Me dejaste la ciudad llena de recuerdos.
Y hay cosas que no puedo sacarme de la cabeza, o mejor: del alma. Si, del alma.
La cabeza la dejé en algún árbol hueco, de esos que gustan atraer rayos tormentosos.
Los primeros acordes de Balvanera me golpean como la puerta de un auto estacionado que se abre y me sacude al pasar en la bicicleta.
Por 60, si.
Me rompe los dientes, las esclavas de muñecas atadas como cruel bondage esotérico tumultuoso.
Tengo amor adentro mío y quiero dártelo todo a vos. Chupar el amor entre los dos, con un par de lágrimas de revolución y felicidad.
Lágrimas de nuestros cuatro ojos de pestañas largas.
Quiero que seas vos quien me acaricie como ahora lo hacen las hojas de los tilos ya sin flores.
Tengo amor.
Un poco de amor que me ahoga y que no quiero tragar. Amando tu color.
Tu extraño brillo que extraño.
Muita saudade de voçe,
La letras del Bocha me siguen apuñalando y un fervor me hace tener ganas de seguir estando ahí, porque todavía hay muchas cosas que tenemos que hacer, que queremos hacer, lo sé.
Me siento pender de un hilo y no puedo dejar de escribirte: en el trabajo, dejo de escuchar las cosas a mi alrededor, agarro las hojas borrador que tienen viejos despachos pero que también son blancas del otro lado, esperando que esta mano las llene para vos. Te escribo con la mente en la bicicleta. Cada pedaleo es una letra y así voy.
Sigo yendo.
1 comentario:
apa! Me re gustó ChuLs =)
Publicar un comentario