Que sea la lluvia la que enferme y no vos. Se pudre todo de vez en cuando y pasa esto que pasa.
Me lo dijo ayer: me cuesta más transmitirte lo malo, lo podrido, lo oscuro y pegajoso, que lo lindo y relajado.
Fue un día de mierda, pero no pude hacer nada contra eso. Me quedé mirándola, callada, sentada en la fiaca violeta, mientras ella se encargaba de destruirse melancólicamente. Había algo que no me dejaba hacer, ni acercarme. Había algo que la hacía moverse entre espasmos. No conocí sus pensamientos, pero por la forma de sus ojos, eran verdes y un poco aguados.
Después del ataquecito, se encerró en el baño y yo me fui a dormir. Hoy a la mañana no estaba, se había llevado todo, seguramente para quemarlo en el patio de su casa. No me dejó nada la idiota, ni los cuadernos, ni el cuadro de Miró, ni los almohadones que habíamos cosido en invierno. Quisiera estar triste pero la armadura mental me lo impide. Y sigo viviendo un poco más sola, pero igual de inmune.
3 comentarios:
ayyyy nena, me gusta esto que escrito, muy, mucho.
te quiero, te quiero! y esto también pasa, y vos lo sabés ^^
dices, un poco mas sola, pero igual de inmune.
Yo digo que con las cosas perdidas bien podrías hacer una espada comodo y guardarla para cualquier madrugada que se ofrezca matar o morir a punta de bacterias.
Me gusta que te dejas como yo, oler a mierda los días de mierda, así fue que te reconocí.
hola,
f
si hay algo con lo q pueda ayudarte, sabés q me lo podés pedir...
t quieor mucho
me duele verte medio medio
o natarte al menos...
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