Sólo un gran vómito ecuánime y estadístico te hará despegar progresivamente de ti mismo.
Un vómito de sillas que contengan los rastros del culo que junto con sus dos piernas se sentó décadas en aquella madera.
¿Por qué ese sueño se remitió a lo pasado?
Había muchas palabras. Hoy no. Es un alivio la nada de este lunes semiótico.
Tal vez me haya comportado como un jarrón de boca verdaderamente ancha y asas terriblemente asibles y azarosas.
Tu lengua es un elástico y lo que entra por tus orejas hace cortocircuito en tu cerebro para transmigrarte en arácnido voluptuoso.
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