29.7.13

Lo que Playa me dio.



Estaba pensando en un millón de cosas.
Charlando con Cecilia, entre mates y naranjas, me acordé de la danza del viento. De aquella otra.
Del comienzo de mi vida acá. De la que era al llegar, de esta que soy ahora. De esas cosas que.

Gracias a Playa puedo decirme, nombrarme fotógrafa.
Yo crucé la frontera Brasil-Venezuela dos veces en mi vida.
Me preguntaron mi profesión. La primera vez, escribí "empleada".
Un mes después, volví a cruzar la frontera y pensé "ahora voy a poner que soy fotógrafa". Decretándolo sin quererlo. Y meses después, puedo decir que eso es verdad.
Ceci es cantante. Yo, fotógrafa.

En Playa aprendí que la vida puede ir fluyendo naturalmente y que está bueno aceptar. En gral.

Las cosas sin infinitas e innombrables, o no, son nombrables. Las cosas son, y listo.
Las cosas acá suceden de maneras extrañas y lindas.
Este lugar es mágico, yo te lo aseguro. Yo y muchos más.
Acá te encontras a vos mismo, acá te pones a prueba de modos literarios y litúrgicos, acá sos.
Acá te vas el día libre a un cenote y al día siguiente, a Tulum o a la selva misma y entendés la magia en estado puro.
No sabes bien por qué, pero la energía te recarga.
Las cosas se intensifican y se mueven, no dejan que te acostumbres.
Sos un viajero sin moverte.
En Playa del Carmen viajas con los sentidos sin tomar ninguna droga.



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