Tendro mío habita un D. cualquiera. Esa frase no me pareció lo suficientemente decente como para ponerla en el título. Pero si, soy excesiva. Excesiva. Excesiva. Excesiva
Excesiva con el todo y con la nada, con los gritos y el silencio, con la somnolencia y el insomnio.
En este momento, por ejemplo, no quiero ir a la cama. Hoy fue un día camero. Mucha cama todo el día, desde las 4 am hasta las 12 pm, y luego mate en cama y un segundo termo apenas comenzado, para seguir haciendo fiaca muy a lo Onetti hasta las cinco o seis.
Somnolencia.
Aquel día debería haber cerrado mi boca un poco más (los ojos también), y dejar que se juntaran las palabras de calidad en el paladar, y que salieran todas juntas en forma de letras o de besos (dejar de ver).
Me siento tan obtusa a veces.
Tarada, estúpida. Que quiero que me trague una luna por varios días, momentos, minutos.
Una luna.
Obtusa.
Y excesiva.
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