23.7.05

Simone Weil. La Gravedad y la Gracia (fragmentos)



Aprende a rechazar la amistad, o más bien, el sueño de la amistad. Desear la amistad es una gran falta. La amistad debe ser una alegría gratuita como las que da el arte, o la vida. Es necesario renunciar a ella para ser digno de recibirla. Pertenece al orden de la gracia ("Dios mío, aléjate de mí...") Está en todas las cosas que nos son dadas por añadidura. Todo sueño de amistad merece quebrarse. No es por azar que tú no hayas sido amada jamás.... Desear escapar a la soledad es cobardía. La amistad no se busca, no se sueña, no se desea: se ejercita (es una virtud). Abolir todo margen de sentimiento impuro y de turbación. O más bien (pues no hay que podar en sí con demasiado rigor) todo lo que en la amistad no pasa de intercambios afectivos debe pasar a la reflexión. Es totalmente inútil abandonar la virtud inspiradora de la amistad. Lo que debe prohibirse severamente es soñar con el goce de los sentimientos. Es corrupción. De igual modo que no se sueña con la música o la pintura. La amistad no se deja separar de la realidad, no es más que lo bello. Constituye un milagro... como lo bello. Y el milagro consiste simplemente en el hecho de que existe. A los veinticinco años, es tiempo de terminar radicalmente con la adolescencia...
El hombre no escapa a las leyes de este mundo sino por la duración de un relámpago. Instantes de tregua, de contemplación, de intuición pura, de vacío mental, de aceptación del vacío moral. Sólo por esos instantes es capaz de lo sobrenatural.Quien soporta un momento el vacío, o bien recibe el pan sobrenatural, o bien cae. Riesgo terrible, pero hay que correrlo, aun sin esperanzas por un momento. Pero no hay que arrojarse en él.
Es imposible perdonar al que nos ha hecho mal, si ese mal nos ha rebajado. Hay que pensar que no nos ha rebajado, sino que nos ha revelado nuestro verdadero nivel.
Cuando se siente desilusión por un placer que se esperaba y que llega, es que se esperaba del porvenir; y una vez que está presente, no está más en el porvenir. Necesitamos que el porvenir se haga presente, sin dejar de ser porvenir. Absurdo que sólo la eternidad puede curar.
Perder a alguien: se sufre porque el ausente, o el muerto, e convierte en lo imaginario, es decir: lo falso. Pero el deseo de él no es imaginario. Descender hasta dentro de sí mismo, hasta donde reside el deseo que es real.
Hambre: uno imagina alimentos; pero el hambre es real: asirse al hambre.
Hay que desarraigarse. Cortar el árbol, hacer una cruz y llevarla todos los días.
No deseo que este mundo creado ya no sea sensible, sino que no me sea sensible a mí. A mí, él no puede decirme su secreto, que es demasiado alto. Que yo parta, y el creador y la criatura cambiarán sus secretos.Ver un paisaje tal como es cuando yo no estoy...Cuando estoy en alguna parte mancho el silencio del cielo y de la tierra con mi respiración y los latidos de mi corazón.
Si mi salvación eterna estuviera sobre esta mesa bajo la forma de un objeto y no tuviera más que extender la mano para tomarla, no extendería la mano sin recibir la orden.
Tratar de amar sin imaginar. Amar la apariencia desnuda y sin interpretación. Lo que entonces se ama es verdaderamente Dios.Después de haber pasado por el bien absoluto se vuelven a encontrar los bienes ilusorios y parciales, pero en un orden jerárquico que no permite buscar un bien sin preocuparnos por el otro. Ese orden es trascendente con respecto a los bienes que relaciona, y un reflejo del orden absoluto.
Estrellas y naranjos en flor. La permanencia completa y la fragilidad extrema dan igualmente el sentimiento de la eternidad.
No podrías haber nacido en mejor época que ésta, en que todo se ha perdido.

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