21.12.10

Y el mar

Si fuera estúpida podría decir que los milagros de navidad existen, pero vos y yo sabemos que estúpida no soy: creo en los milagros cotidianos, pero no en la navidad. Bueno, para, podríamos debatir amigablemente acerca de la energía en esta época del año, y yo creo que es diferente, por varias cosas. La gente tiene otra vibra, uno mismo está mixturado en su interior con muchas sensaciones diferentes y el solsticio también influye. Hoy es el solsticio, hoy es 3.3.3. y ayer a la noche me llamó de onda Pilar y me dijo que te dan el alta. Y lloré un poco, porque no tenía nada de ganas, pero nada de ganas de pasar un día de fiesta en un hospital. No es porque las fiestas me encanten y me importen mucho, pero se ve que algo reacciona en nuestro inconsciente cuando un algo externo nos condiciona la libertad para elegir dónde pasar esos momentos que se suponen fiesteros.
Así que ya tengo todo pensado. Te llevo a la playa.
Con tu abuela no hay problema porque se queda con sus 3 hermanas y toda esa cantidad enorme de hijos y nietos. Nosotras nos vamos, infringiendo la ley de tu familia por primera vez. Claro, las navidades anteriores yo no estaba como para secuestrarte un ratito y llevarte al mar.
Nos vamos mañana, te dije. No entendías mucho, pero últimamente la expresión de tus ojos me dice que si todo el tiempo. Y aprovecho eso para decirte muchas cosas que en otro momento no podría decirte.
Estas hablando poco, moves la cabeza para contestar la mayor parte del tiempo y no tenés mucha fuerza. Le pregunté a Pilar si todas estas reacciones nuevas son comunes y me dijo que sí, que no deje de darte la pastilla de la mañana y la de la tarde, que te cuide y que a la vuelta del mar tenía que buscarte un psiquiatra y un psicólogo porque corríamos el riesgo de que vuelvas a querer irte y "eso no da", la interrumpí, con mi vocabulario tan pobre de pelotuda desesperada.
Llevo tres libros para leerte: dos antologías de cuentos y una novela de Puig. Llevo protector solar y una esterilla. No tengo sombrilla, pero no nos importa.
Nos vamos mañana, te repetí. Nos lleva un amigo de Capital que tiene una camioneta y se va para Mar del Plata. Nos deja en la ruta y ahí nos arreglamos, se me va la poesía, Lucía. te tragaste la poesía y no me la vomitaste a tiempo y me quedé así. Dura e ilusa.

2 comentarios:

El Momia dijo...

una estocada, al medio del pecho. claramente

Limada dijo...

me perdí una parte y me siento una tarada.