En medio de esta coyuntura (desde ayer o antes de asyer tengo ganas de escribir esta palabra) mundial tan complicada, las coyunturas cotidianas son igual de complejas.
Si alguna vez pensé (inocente-mediocre-estúpida-mente) que la facultad era un pequeño país, ahora le pongo otras palabras y entiendo la correlación pajera entre las instituciones y me quiero matar. Últimamente se me hace muy difícil ponerle onda. (Y eso que la onda me sobra, ja!). Y para colmo, vos te me vas, nenita. No quiero llorar a las 6:55 am, pero hoy, en mi primera mañana sin vos, tuve esa sensación horrible de cuando te despertás y te pasó algo horrible y en el primer segundo no caes, pero después si, te acordas de la realidad, te pones triste y pones la alarma para que suene diez minutos más tarde.
Esta semana me tocó atender a dos de las personas más horribles (verdaderos esperpentos) que van al tribunal: una vieja que viene de Recoleta y se jacta de ello, vieja de 100 años que ya tendría que quedarse en su casa comiendo dulce de leche, una vieja loca, muy loca, basura y mala; y un ex boxeador que siempre que va a buscar su giro para cobrar lo que le corresponde por despido o no sé qué, se pone loco, pide que "le llamen a la jueza" y amenaza con hacer cosas.
En esta semana tan de mierda, justo me tocó atender a esas dos personas. Y temí que empeoraran la situación (una situación "inempeorable"), pero no. Cuando le entregué el cheque al boxeador, estaba hecho una seda. Y ayer, con la vieja, no tuve inconvenientes. Esas dos circunstancias de pseudo paz con gente que no me hacen pensar que quizás exista una salida. O qué sé yo. Pero al menos no sumaron mierda.
1 comentario:
jajaajaaaa re limado el boseador. tirale soda
quien se te fue che?
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