50 pastillas de Seconal sódico

Entonces, cuando faltan cinco minutos para las 4 de la tarde y comience tu 1º clase de Psicología I...deja de llover.
Oh la lluvia, otro lugar común más en la semana agitada (la primera del año).
Si. Empezaron las clases y ya tuvimos una asamblea espontánea en el patio (nuestra facultad, ex distrito militar, es más patio que aulas... La Pampa misma), que derivó en marcha cuasi-espontánea al día siguiente, a la cual no asistí porque me quedé haciendo milanesas de soja para congelar y porque Mapuch pidióme que buscárale su comida en el comedor universitario que funciona en el club Everton-to. Me quedé masticando culpa y enharinada de corazón.
Entonces, salis caminando rápido con tu música en las orejas, que se apaga a las dos cuadras de haber salido de tu casa. Escucho música por que me da miedo caminar sin ella, ya bastante tengo con lo que ven mis ojos aumentados uno o dos puntos.
No era en el aula 6, era en la 7, y los niños-lobo, y mate tapado con azúcar hasta brillar. Y mi aburrimiento derivado en fumata tabacalera hasta que el paquete termina siendo un bollito en el tacho de mi casa, con Pipa y Lourdes hablando cine.
Al que esa noche iré, para seguir acumulando lugares comunes mirando la mierda de Babel.
Harta y cansada, análisis profundo de viernes por la noche, sin adolescentes cerca, con Stella Artois y Mapuch que se reportó.
Ya no sé si me aburro o me apuro.