19.12.05

Diorrrr, que idiota estoy...

Aquel verano me subí­ al micro y no me molestó sentarme sola, siendo tres las que viajábamos. Último asiento a la izquierda, ventanilla. Siempre elijo ventanilla. Me sumerjo en la música (esa vez fueron Divididos) y miro el paí­s pasar mientras me creo que todo es una pelí­cula, y que la directora soy yo, siendo mis ojos las cámaras. Cámaras que filman directamente, en vivo y en directo las 24 hs., menos cuando voy al baño. Y un canal especial llamado "Incandescencia" transmite lo que yo veo, pero sólo pueden verlo las personas que yo elijo.

Mariela.

La última vez que la ví­ fue hace diez dí­as. Como solemos hacer, nos pusimos al tanto de nuestras vidas, pero menos que antes, yo cada vez hablo menos y me meto más en mí­. O en él.
A Mari le gusta mucho la cerveza y ese dí­a trajo una a casa. Entre otras cosas, le dije que tal vez ya habí­a conocido a todas las personas que me interesaba conocer. Y no sé si eso es verdad, porque no veo el futuro (qué es eso?), pero pienso en el acto de socializar. No me gusta "salir a conocer gente", cuando uno sale a conocer gente, no conoce a nadie, o conoce a gente que no es gente.

La gente es gente cuando conecta. La gente se me transforma en persona cuando pasa "eso", la complicidad, o cómo quieras. Teniendo en cuenta esto, conozco...uno...dos...tres, cuatro o cinco pares de "gentes" y quizás exageré para ser un poco más cordial.

No recuerdo el nombre de la peña en la que estábamos ese dí­a, los anteriores y los posteriores.

La no-persona tachada era un tipito pseudo-hipón, llamado Tux, que dí­as después me invitó a levitar acampando en el Dique Campo Alegre. Salta es la ciudad.

Y acerca del resto no tengo ganas de hablar.

Yo soy la de...

Si.

En la primera parada que hizo el micro, o en Tucumán, si, si, en Tucumán, Mercedes nos compró un cigarrillo suelto a cada una. Uno baja del micro y fuma. Uno se automatiza. Ella chupó un chupetí­n. Íbamos camino a Bolivia y nunca llegamos. Yo si llegué al año siguiente, pero sin ellas, y Mercedes hizo lo mismo dos años después, sin nosotras.

Este verano vuelvo a Salta, siempre estoy volviendo a Salta, porque tengo dos angelitos con los cuales me retroalimento, uno tiene rulitos y ojos grandes, el otro boca ancha, puros huesos y ojos hermosos y achinados. Tan distintos y tan genéticamente cercanos.

Pero el próximo verano va a ser especial, porque la ciudad, la provincia, y también Jujuy, van a estar más hermosas que nunca, porque un Inca que no lo es me lavó los ojos y me enseñó a respirar.



[Nota: ahora los ángeles salteños son 3, y hay uno platense y risueño]

1 comentario:

Mujer del traje gris dijo...

Hey, muy cierto eso de conocer gente...a veces unos se piensasn lo contrario. Bueno k pienses asi. Me ha gustado como escribes. Muchos saludos. Nos leemos!