15.4.09

Tai chi de la desolación


quiero ser esa chica azul
menta


Es una ley física: todo espacio vacío tiende a llenarse.
¿Lo ves? Mirá. ¿Sentís el vacío? Tocá mi piel de lija. Esto se llama la nada y acá no hay nada. No hay aire. Falta el O2 y por eso quizás hace unos días no pude respirar más y me abracé al tubo. Tuve suerte. Arrojé el vehículo junto al cordón de la vereda de esa calle doble mano que según vos soy yo. Lo arrojé, no lo estacioné. Me estacioné, no me arrojé. Piernas semi cruzadas descansaron luego de huir poco menos de dos kilómetros de asfalto. Cuerpo aposentado con melena como cortina.
Fueron dos los baldes de agua. Ese día, te confieso, yo esperaba mojarme más. Dos los baldes y también me cayeron tres gotas. Miré el cielo durante mi huida y dije: “No me digas que hoy también va a llover” (hablar sola es muy mío). Vuelvo. Me abracé al tubo, arrojé y me estacioné. Sentada en el cordón de la vereda de una larga diagonal, miraba el asfalto. Tres calles se cruzaban y yo miraba el trío desde afuera sin animarme a entrar. Yo era lo único quieto en esa esquina. Creo que hubiera podido tocar el cielo con las manos, pero no por mi elevación astrológica, sino por su bajeza. El cielo había caído muy bajo y estaba oscuro, era uno de esos días que amaba de chica, sin sol, con ese viento de lluvia que me da ganas de salir corriendo buscando un rayo que me parta al medio (partime al medio, rayo) (part time).
Yo era lo único quieto en esa esquina. Los autos son distintos vistos desde abajo. El mundo es distinto cuando una está más abajo. Yo era lo único quieto en ese momento en la ciudad. T’ai chi de la desolación.
-Morocha, estás bien?- (oh, ¿alguien me habla, acaso?)
-No- dije, mientras movía mi cabeza, y esbozada un puchero misterioso. Ese segundo duró mucho. El recorrer 15 cm me llevó meses, y en ese tiempo circular pude imaginar que esa voz pertenecía al amor de mi vida. Debía tener alrededor de treinta años, quizás 27, y de pronto me vi recordando ese momento con él, en el 2032, riéndonos del destino, cual propaganda de Lemans suaves. “¿Qué te paso?”. No. No era él, definitivamente no era mi amor, ni el amor de nadie. (Creo que le faltaba un diente) (Creo) “¿Te caíste?” no, mi amor, no me caí, me senté acá, nada más,






(el vacío)






-Ah, bueno. Chau
-Chau, gracias che. Habría sido lindo conocer a mi hombre así, ¿no?
El cielo no se decidía a llorar y yo iba por el segundo balde, pero en realidad tenía ganas de gritar acostada en posición fetal. Puedo ver las torres de la catedral, esas que construyeron en el tercer mandato de Alak, qué tipo macanudo, ¿no?. Y las ramblitas...cuántas ramblitas por toda la ciudad! Ya me acostumbré al ruido de los micros. Es el sur 19 el que pasa por acá, uno veinte, por favor, parada, ¿me dejas en el cementerio?. Allá va esa chica que cursa conmigo griego...¿es? si, es, la reconozco por el pullover, pareciera que va caminando en subida.
“Hola, tenemos algo para vos”. Epa. Estirando mi brazo derecho en diagonal hacia arriba, agarré el papelito negro levemente arrugado y leí: Dios quiere que sepas cuatro cosas. (Qué es estooooo?!!). ¿Quiénes son ustedes?.
- Nosotros estábamos en la iglesia, allá enfrente, la que tiene ventanas negras (dónde?), estábamos en la puerta, esperando a alguien, a Balmaceda y te vimos sentada acá....pero se ve que querés estar sola (eso decía mi cara?).
- No, no, siéntense, no sé, están en su casa, les dije señalando el espacio vacío en el cordón umbilical, a mi izquierda. Quince años tenían. No me acuerdo sus nombres, pero eran novios. El se había acercado a la iglesia siguiendo a su mamá. Ella, no sé. El antes se pasaba el día escuchando Queen. Ahora, no sé. El antes se peleaba con su hermano por nimiedades. Ya no. Ellos se divierten en la misa, cantan, y me quieren llevar (se consigue novio ahí?). Dicen que lo suyo no es una religión. No creen en las imágenes. Yo tampoco. El mundo, sí.
- Gracias, pero hoy no tengo ganas. No digo que nunca voy a ir, no sé...-les digo mi nombre y me voy. Pero la piedra sigue ahí. Es una roca de lava. Cuando un volcán hace erupción, la lava endurece las cosas. ¿Las petrifica? Pasó la lava y quedé. Pero huí y sólo quedó mi forma en vos. Por dentro hay vacío. No estoy. Maniquí deforme no articulado.Ese día no llovió. Cuatro días más tarde, sí. Dios quiere que sepas cuatro cosas. Uno: no estas solo, hermano. Dos: el reino de los cielos es para ti. Tres: la vida es un regalo divino. Cuatro: jugale al 16.
(2003)

4 comentarios:

Limada dijo...

Son 4 grosas esas.
Vos también.

hatoros dijo...

ME GUSTA LO QUE TE LEO Y QUIERO SEGUIRTE Y NO PUEDO.
VALE, DESDE ZULLY, TE LLEGO
ABRAZOS AMIGA

Y. dijo...

Dijo lo de los limones, porque hablaba cómicamente de inventos para los vagos y hacer el mínimo esfuerzo, entonces sacó unos calzoncillos con rodajas de limón pegados..y dijo eso de "para abrir almejas" jajajaja

es muy feo, lo sé .

Personalidad Fronteriza dijo...

si, tengo planeado estudiar diseño grafico, pero nolo sé,. porque pregunta señora acida?