Las espinas no son tales
Al volver, la naturaleza no sólo había enraizado en mí, léase pelos que ya habían sido desterrados, pero también ganas de abrazar a los cerros, sino que también había crecido en mi casa, gracias a dos seres lumínicos que vinieron a regarla. Pero los cactus crecieron porque yo les estuve mandando energía desde allá, mirando, admirando y queriendo a otros cactus abuelos.Hay muchos dúos de payasos yirando por ahí. Librillo y Bonete es uno de ellos.Campo Quijano, Salta
1 comentario:
mirá quién volvió!
dicen y es verdad
no hay mal q dure cien años
en el amor todo es triste pero triste y todo es lo mejor que existe...
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