Inundación originaria

Hace tres años, durante enero y febrero, recorrí­ con dos amigos el norte de Argentina y todo Bolivia. Pude conocer bastante bien el paí­s vecino, y enterarme de su situación polí­tica al hablar con la gente, al escuchar distintas opiniones de los situados "arriba a la derecha" y los del "fondo a la izquierda". Viví­ experiencias surrealistas como los bloqueos de las rutas (similares a los "piquetes" argentinos), conocí­ el Alto de La Paz, en donde paradójicamente viven los más pobres, y un argentino que encontramos por ahí­, nos llevo a conocer la zona baja habitada por la poca clase media que queda y por los ricos. Qué contradicción que los de mayor poder adquisitivo vivan en la parte más baja, toda una revolución de la pirámide social conocida desde la Edad Media.

La zona más baja de La Paz se inunda seguido.

Según el Diccionario de la Real Academia Española (www.rae.es), inundar quiere decir:

1. Dicho del agua: Cubrir los terrenos y a veces las poblaciones.

2. Mar. Llenar de agua un tanque, un compartimiento o un buque.

3. Llenar un paí­s de gentes extrañas o de otras cosas.

4. Saturar, llenar con algo cosas, situaciones, etc.

La acepción que me importa en este momento es la cuarta, porque ante las próximas elecciones presidenciales, el domingo 18 del corriente, la burguesí­a habitante de la zona Sur teme una apropiación por parte de los indí­genas del Alto de sus bienes y sus propiedades. ¿Por qué ese temor?, porque uno de los candidatos es Evo Morales, el lí­der cocalero tan nombrado en el momento en que yo recorrí­a el paí­s. Y Evo apoya al pueblo (voy a omitir toda obtusa analogí­a entre el nombre Evo y el nombre Eva). Y el pueblo en su mayorí­a gana menos de sesenta dólares al mes. El pueblo no tiene propiedades por las que temer en caso de acontecer el oxí­moron "revolución burguesa".

La gente de la zona baja esta vez teme una inundación de otro tipo, para la que tal vez no estén preparados psí­quicamente. Según una nota del diario Página 12, "la burguesí­a se imagina una ininterrumpida hilera de indí­genas bajando de esa capital de la rebeldí­a latinoamericana que es la ciudad de El Alto".

Evo Morales podrí­a ser el primer presidente boliviano con rasgos indí­genas, el primero con la tonada tí­pica de cualquier persona nacida en ese paí­s, el primero que no estudió o se crió en EEUU para luego volver a su tierra natal a por la presidencia. Y este gran cambio, como todo cambio, genera pánico en la gente acostumbrada al tonito gringo del ex-mandatario González de Losada.

Esta inundación puede romper estructuras, pero seguramente deje intactos los cimientos de las casas burguesas para atacar las mentes de las personas acostumbradas a ver las cosas de una única manera en un paí­s que durante años asoció al indí­gena con la ignorancia, olvidando la sabidurí­a que provee la tierra cuando el gobierno no ayuda.